Cagadas V: La lengua del gallego en la morada militar
La historia la he contado muchas veces entre cervezas y aventuras, y forma parte ya de esos momentos que cargo en la mochila de viajero, y que me llevaré conmigo el día que cierre este blog, me corte el pelo y desaparezca tras tirar la bomba ninja.
El escenario era precioso, la Escuela del Ejército, y allí andaba yo, haciendo el gamba delante de soldados, tenientes, capitanes y comandantes enseñando mil y una picias de esas que hacía yo en directo cuando no era delito. Alcanzado un instante de la presentación me encontré con la necesidad de arrancar una herramienta que me había estado dando guerra.

Mientras que la maldita utilidad arrancaba, y cruzando los dedos para que no me fallara la demo, decidí darles más información por si aquello acababa mal. Ya sabéis lo mal que se pasa en ese momento en el que dices que va a suceder una cosa y … sucede otra. Así que intervine con una "excusatio non petita":
“Bueno, disculpadme ahora, que voy a ejecutar una herramienta que no va muy allá, y puede que la computadora me dé un pete”.
Si eres argentino ya te podrás imaginar la reacción de los soldados al unísono en el auditorio. Todos se mearon de la risa a voz en cuello. Yo los miré sorprendido, con cara de besugo simpático. “Les ha hecho gracia”, pensé. “Será por el acento, digo yo”.
Lo cierto es que uno de ellos, manteniendo la seriedad con un sufrido gesto de estar a punto de reventarse de risa, dijo con el más solemne de los tonos que consiguió fabricar desde su garganta:
“Chema, si la computadora le da a vos un pete yo se la compro”
Al más puro estilo de coro de Opera profesional, todos rompieron en una sonora carcajada. Por supuesto, el interlocutor perdió el último ápice de seriedad que había sido capaz de fabricar para el momento de la intervención y yo me quedé, como os podéis imaginar, totalmente perplejo.
Pasado el momento, como buen “gallego” que soy, consideraron que necesitaba una explicación, así que, cuando fui invitado a tomar un café en el despacho del mandamás, tuvieron a bien narrarme que en Argentina, el término “pete”, tiene una acepción no utilizada para nada en las tierras de la madre que parió a Don Alonso Quijano.
La acepción que tiene tan singular palabro en las tierras de la Hispania, es que algo se rompe. Si algo da un pete, es que estira la lengua, se parte, revienta, muere ….. mientras que allá, en el cono sur, en la tierra de los alfajores y el coger con nocturnidad y alevosía, significa “Hacer una mamada”.
Con el tiempo he aprendido que en Argentina, 6 de cada 10 palabras tienen que ver con el sexo… ¡tierra de locos!
Saludos Malignos!
PD: Por si no lo sabés, de este tipo de cagadas ya he contado muchas en el blog: Cagadas I, II -otra vez II -, III y IV y la serie de Hablar con Periodistas.