Volar con IBERIA, ¡Qué dolor!
Hace tiempo os conté una de las aventuras más graciosas que me han pasado nunca volando. En esa historia me fue imposible hacer la facturación web a través de la web de Iberia y cuando llegué me tocó overbooking. ¡Qué dolor!
Hasta ahí la cosa va dentro de lo normal con Iberia, la compañía con la que me he chupado overbooking, huelgas encubiertas que me obligaron a cancelar una conferencia, retrasos infinitos y viajes transatlánticos mortales con aviones que están, de todo, menos preparados para viajes cómodos.
Pero la última ha sido genial, hoy mismo he perdido un vuelo, pero… llegando a tiempo. Tenía el embarque de 09:40 a 10:10 y he llegado tranquilamente a las 10:00 en punto a la puerta de embarque pensando en que no habría ningún problema y … ¡sorpresa! No me dejan entrar porque han cerrado ya.
Es genial porque yo estaba en la lista de pasajeros, el avión estaba ahí pegadito en la puerta y podía ver a la gente al fondo, pero… nada, no he podido subir. La explicación: “Tiene que estar usted aquí media hora antes, esto no es el AVE ni el tren”, aliñado de las formas más groseras.
Lo más divertido de todo es que la cultura que se ha transmitido entre la gente de la empresa hace de su personal el menos agradable de todos. He volado durante estos 10 años en casi cualquier compañía aérea que se te ocurra y, siempre que me toca en Iberia, me tocan los malhumorados. No me extraña que la viabilidad de esta compañía esté siempre en entredicho ni que mucha gente los evite en viajes largos. A ver si aprenden de RENFE.
A partir de ahora, tras este viaje, ya me han visto en Iberia. ¡Qué os vaya bien!
Saludos Malignos!
Hasta ahí la cosa va dentro de lo normal con Iberia, la compañía con la que me he chupado overbooking, huelgas encubiertas que me obligaron a cancelar una conferencia, retrasos infinitos y viajes transatlánticos mortales con aviones que están, de todo, menos preparados para viajes cómodos.
Pero la última ha sido genial, hoy mismo he perdido un vuelo, pero… llegando a tiempo. Tenía el embarque de 09:40 a 10:10 y he llegado tranquilamente a las 10:00 en punto a la puerta de embarque pensando en que no habría ningún problema y … ¡sorpresa! No me dejan entrar porque han cerrado ya.
Es genial porque yo estaba en la lista de pasajeros, el avión estaba ahí pegadito en la puerta y podía ver a la gente al fondo, pero… nada, no he podido subir. La explicación: “Tiene que estar usted aquí media hora antes, esto no es el AVE ni el tren”, aliñado de las formas más groseras.
Lo más divertido de todo es que la cultura que se ha transmitido entre la gente de la empresa hace de su personal el menos agradable de todos. He volado durante estos 10 años en casi cualquier compañía aérea que se te ocurra y, siempre que me toca en Iberia, me tocan los malhumorados. No me extraña que la viabilidad de esta compañía esté siempre en entredicho ni que mucha gente los evite en viajes largos. A ver si aprenden de RENFE.
A partir de ahora, tras este viaje, ya me han visto en Iberia. ¡Qué os vaya bien!
Saludos Malignos!