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jueves, julio 31, 2025

Los Chips Fotónicos de LightMatter revolucionan la industria de los Chips de Silicio

La informática ha ido evolucionado bajo el zumbido y el calor de los tubos de vacío del ENIAC - incluso la MANIAC de Von Neumann - el clic metálico de los relés de IBM, la revolución del transistor y la salvaje miniaturización de los chips CMOS. Cada salto iba comprimiendo la potencia poco a poco, primero era una habitación entera hasta finalmente caber en la palma de la mano. Pero hoy, estamos llevando al límite la Ley de Moore y exprimir cada nanómetro del silicio, volvemos a sentir que se acerca otro salto, uno grande y no, no hablamos de la computación cuántica (que ojo, llegará y que también tiene su versión fotónica cuántica pero eso es otro tema).

Figura 1: Los Chips Fotónicos de LightMatter revolucionan
la industria de los Chips de Silicio

Además, con el gran avance de la IA, las GPU de consumo superan los miles de euros (si la encuentras), y añadir transistores ya es casi tan caro como lanzar un satélite al espacio. Por cierto, si quieres conocer más sobre la evolución tecnológica, así como otras historias de hackers, te recomiendo nuestro libro MicroHistorias. Una fantástica lectura para este verano.

Figura 2: Libro de "Microhistorias: anécdotas y curiosiades de la historia
de la informática (y los hackers)" de Fran Ramírez y Rafel Troncoso 0xWord.

Pero volviendo al tema de hoy, en mitad de la revolución de la Inteligencia Artificial y la computación cuántica, entra en escena la computación fotónica, un relevo sorpresa que no utiliza electrones, sino haces de luz procesar. Lightmatter acaba construir el primer procesador fotónico que ejecuta modelos complejos de IA y con la misma fidelidad que una GPU de 32 bitsY no es un prototipo con cables colgando en un laboratorio oscuro en un sótano, es hardware ya montado en rack, terminado, funcional, con varios chips fotónicos individuales y más de un millón de componentes ópticos, listo para enchufarse. 

Igual que el transistor envió al tubo de vacío al museo, los fotones pueden sacarnos del atasco actual. Puede que aún convivan con el silicio, como los motores eléctricos con los de combustión, pero el mensaje está claro: estamos delante del siguiente gran salto, el nuevo transistor.

¿Por qué es tan grande este salto?

Las barreras actuales de la microelectrónica no están en la lógica, sino en el tremendo coste que paga cada bit para moverse: la resistencia capacitancia de los interconectores y la energía que se evapora como calor al cambiar cargas a varios  GHz. A cada nueva capa litográfica, los transistores mejoran muy poco mientras las líneas de cobre apenas se hacen más pequeñas, y el coste energético por trasladar datos entre memoria y cómputo ya triplica al de la operación matemática en sí.

Figura 4: WDM

La computación fotónica se centra justo en ese cuello de botella: dentro de una guía de onda, los fotones viajan sin cargas que cargar o descargar y admiten multiplexación por longitud de onda (WDM) (algo así como varios “colores” circulando simultáneamente), lo que dispara el ancho de banda y baja la energía por bit a niveles de femto julios (una milbillonésima parte de un julio).

Dentro del Procesador de Lightmatter: Claves Técnicas y Potencial

En el núcleo de este chip hay seis procesadores apilados en 3D que integran 50.000 millones de transistores CMOS y un millón de componentes ópticos: los photonic tensor cores, arreglos de los moduladores Mach Zehnder que antes hemos mencionado, que ejecutan multiplicaciones analógicas a la velocidad de la luz y en decenas de longitudes de onda simultáneas gracias al WDM, mientras un control digital orquesta buffers, redes en chip y conversiones AD/DA.


Para mantener la precisión de redes como ResNet 50, BERT o modelos de RL sin reentrenar, el sistema introduce el formato Adaptive Block Floating Point (ABFP), que comparte exponente por bloques y limita cada mantisa a 10–12 bits, complementado con ganancia analógica programable que amplifica la señal antes del muestreo y captura los bits más débiles sin aumantar el consumo del ADC (Analog to Digital Converter).


Todo esto cabe en un paquete tipo PCIe que ofrece 65,5 TOPS con apenas 78 W eléctricos y 1,6 W ópticos (~0,85 pJ/op), se programa desde PyTorch o TensorFlow sin cambios de modelo (es decir, los actuales sirven) y, conectado mediante la interconexión fotónica Passage, escala a racks enteros donde la luz ya no solo mueve datos también los procesa, multiplicando el ancho de banda, recortando la latencia. Creo que, llegados a este punto, tenemos más claro que estamos entrando en una era post transistor.

Impacto y futuro de la tecnología

Pero pensemos por un momento lo siguiente. Estamos hablando de una tecnología que es básicamente un rayo de luz que se convierte en cálculos y una tarjeta PCIe que es el equivalente óptico de un pequeño datacenter. Los nuevos ingenieros/as de esta tecnología tendrán que jugar con rayos de luz multicolor, los desarrolladores/as crearán programas que se compilarán en ajustes de fases y longitudes de onda, y una nueva ciberseguridad (ojo a esto) decidirá cómo proteger un recurso que viaja literalmente a la velocidad de la luz.


Figura 7: Lightmatter InterConnect Launch Event at OFC 2025

Y este es el verdadero impacto: si hoy aprendemos a procesar información con un coste significativo, mañana podríamos equipar cada marcapasos, cada sensor IoT y cada IA local con inteligencia de alto nivel, sin el desperdicio brutal actual de los megavatios ni al silicio cada vez más caro y limitado. 

Este no es sólo el siguiente paso una la curva de rendimiento. Hablamos de imaginar aplicaciones que ya no dependen de los viejos límites térmicos, a diseñar soluciones que iluminen (nunca mejor dicho) las zonas oscuras aún no exploradas de la tecnología mientras esperamos la computación cuántica.

Happy Hacking Hackers!!! 

Autor: Fran Ramírez, es investigador de seguridad y miembro del equipo de Ideas Locas en CDO en Telefónica, co-autor del libro "Microhistorias: Anécdotas y Curiosidades de la historia de la informática (y los hackers)", del libro "Docker: SecDevOps", también de "Machine Learning aplicado a la Ciberseguridad” además del blog CyberHades. Puedes contactar con Fran Ramirez en MyPublicInbox.

 Contactar con Fran Ramírez en MyPublicInbox

lunes, junio 30, 2025

Maniac (Mathematical Analyzer, Numerator, Integrator, and Computer): Para amantes de la lectura, la ciencia y la tecnología.

Siempre he sido un lector voraz. Desde muy pequeño. Me sentaba en un banco escondido de un parque - alejado del parque que estaba enfrente de mi casa -, y me sentaba con mi perrito a leer. Él ya era mayor, así que después de un paseo para aliviar sus necesidades, disfrutaba de sentarse al solete, o al airecillo, según fuera el clima, mientras que yo leía mi libro. Leía uno o dos libros a la semana, en absolutamente todos los momentos en los que no estaba estudiando, yendo a la escuela o la academia de informática a aprender a programar en BASIC. Leía para poder ver más mundo. Para viajar lejos del mío. Para esconderme en un plano donde los demás no podían alcanzarme.
Leer era vivir vidas de otros diferentes a mí. Vidas de aventureros. Vidas de personas que luchaban su existencia en un futuro que jugaba entre el miedo y la fascinación antes mis ojos. Vidas de héroes en mundos que ya pasaron, duros, difíciles, inmisericordes. Me hacía ser por un rato todo lo que no era entonces, y lo que probablemente nunca sería. Me hacía poseer todo lo que no tenía. Me disfrazaba de ellos, del héroe, del villano, del escudero, o del narrador omnisciente, y me metía en las botas de hombres de acción, inteligentes, o estrategas. No. No tenía muchos amigos en aquella niñez, pero en los computadores y en los libros tenía todos los que necesitaba.
Seguí profesando ese amor por la literatura durante todos mis años de estudiante. En los largos trayectos en transporte público cuando iba a las clases de la universidad - que no era siempre -, y en las noches antes de acostarme - costumbre que sigo teniendo hoy en día -. Leer es un hábito que esta metido en mí desde siempre. Disfruto. No cambio ver una serie de televisión por la noche por el placer de meterme pronto en la cama a leer. De llevarme cosas a pensar en mis sueños para aprovechar el tiempo en el mundo de Morfeo con cosas que hacer. Y levantarme fresco muy temprano con la cabeza activada otra vez.

Planificar la maleta de uno de mis innumerables viaje no es elegir qué ropa me voy a llevar.  No. Eso es absurdo para mí. No pienso en eso hasta el minuto antes de prepararla, y será una cuestión de contar días y número de cambios. Sin embargo, planificar un viaje es estar dos o tres días eligiendo la lectura que voy a llevarme. ¿Qué será, será? Eso es en lo que pienso cuando tengo un viaje. En la cantidad de tiempo que voy a poder estar leyendo, y en qué me va a dar tiempo a leer. En el peso que quiero acarrear, que eso marcará la diferencia entre cómic o novela, entre grapa o libro de bolsillo.

También disfruto planificando la la lista y el orden de la lectura. ¿Qué debo leerme antes de leer este libro o este cómic? Los ordeno en mi cabeza. A veces hago listas escritas. Investigo en la Wikipedia cuándo fue escrito por el autor y qué relaciones tiene con otras historias. Calculo los tiempos  de lectura de cada uno de ellos. y los organizo en mi calendario para saber, más o menos, cuándo me tocará leer ese libro o ese omnibus que me he comprado.

Cuando estoy a punto de acabar un libro siendo una triple excitación. La primera por conocer el final, algo que saboreo y dosifico. Ralentizo la lectura luchando contra mis ansias de conocer el final. Pero tengo una segunda excitación que me pone nervioso, que es la de saber que cumpliré esta lectura y estaré una lectura más cercana de algunas lecturas que van después de ella. La última, saber que tendré un momento que para mí es de lo mejor en mi vida. Elegir cuál será la siguiente lectura. ¿Seguiré con la ciencia ficción de Isaac Asimov o alternaré con la línea de cómics de X-Men en la segunda mitad de los 90? ¿Será una nueva línea de lectura? 

A veces disfruto sólo con crear las líneas de lectura que voy a hacer. A veces disfruto sólo con hacer una preselección de lecturas aún cuando no he terminado mi lectura actual sólo para disfrutar de una previa al momento de la selección del siguiente libro o cómic que me voy a leer. Otras veces hago "compra psicológica" y me voy a buscar por Internet tiendas, libros o recomendaciones de libros o cómics que tendría que comprarme para tener en mi lista de futuras lecturas.

Todo este proceso se ha hecho un tesoro mucho más valioso y preciado para mí, porque con la aceleración de mi vida profesional y mi involucración voraz en todo lo que sale nuevo en el mundo tecnológico, mi destreza y tiempo de lectura los he dedicado mayoritariamente a los textos técnicos. No de ahora, sino desde los veintipocos años donde me volqué a leer manuales técnicos, ensayos, libros de divulgación, artículos académicos, y demás inputs, que fueron haciendo que el tiempo para superhéroes, misterios, ciencia ficción y aventuras se contrajera enórmenente.

Así pasé muchos años, hasta que con muchos cuarentas, me dije que ya era muy mayor como para poder elegir volver a ser un niño. Me dio por comenzar a leer sólo cosas que tuvieran que ver con la otra parte más apartada durante estos años. Cómics, héroes, ciencia ficción, aventuras. Comenzando con los tebeos de los años 60 y creando una línea de lectura que me tiene ahora, años después, en mediados de los años 90 en el universo mutante de Marvel. Y disfruté, y sigo disfrutando, como un poseso de esta faraónica ocupación que sigo realizando.
Pero a pesar de esta firme decisión, poco a poco, sin embargo, volví irremediablemente a mis libros más sesudos, a mis lecturas técnicas, y a los libros en general, y este año no he podido controlarme, haciendo que haya invertido mucho más tiempo aún a la lectura, dejando mucho tiempo de series y películas apartado de mi vida. Ver una serie de seís capítulos me puede llevar tres semanas de todo el tiempo que dedico a la televisión.
Haciendo ese ejercicio de preparar mi lista de lecturas, para este verano me organicé unos libros que publiqué no hace mucho, de los que ya han caído varios, y de los que procuré que fueran todos lo más lúdicos posibles. 


Como se puede ver en las fotos que publiqué en mi cuenta de Instagram, he querido meter muchos de aventuras, ciencia ficción, terror, intriga, y cosas variadas, pero hay dos fantásticos que me recomendó un amigo y que han sido una lectura de lo que más he disfrutado en los últimos años, que son "Un verdor Terrible" y "Maniac". Y que si conoces mi gusto para las Microhistorias: anecdotas y curiosidades de la historia de la informática ( y los hackers), entenderás mejor.

Los dos libros, escritos por Benjamín Labatut ponen a la ciencia y los científicos en el centro de las tramas, contando las aventuras, peleas, dudas y destrozos que en el siglo XX la Mecánica Cuántica, la Física, la Matemática y la Ciencia de la Computación ha hecho, entrando de lleno en las Armas Químicas, Biológicas, la Bomba Atómica y los Computadores, gracias al trabajo de grandes genios, para acabar en la era de la Inteligencia Artificial al final del segundo volumen.
No son un ensayo, ni tan siquiera unas biografías o unos libros de divulgación. Ambos son una extraña y maléfica narración que convierte a las grandes mentes en protagonistas de vidas que cambiaron la nuestra. Albert Einstein, Karl Schwarzschild. Bohr, Erwin Schrödinger, Werner Heissenberg, y un largo etcétera, donde Janis Von Neumann se alza protagonista del segundo volumen, para acabar enamorándome totalmente.

En ese punto fue como si todo se cerrase para mí. Estar leyendo en Maniac la historia novelada - y ficcionada - de la construcción de los primeros computadores con la Arquitectura Von Nuemann me llevó a ese fascinante mundo de mis primeros años en la Universidad. Allí las asignaturas de Arquitectura de Computadores I y Arquitectura de Computadores II, Arquitecturas Avanzadas, Tecnología de Equipos Informáticos,  Compiladores e Interpretes o la de Sistemas Operativos fueron uno de los mejores viajes de conocimiento de mi vida.

Figura 7: Maniac 

Con ese tiempo pude comenzar con tablas de unos y ceros usando el Álgebra de Bool para crear tablas de verdad que debían ser validadas por Circuitos Digitales comenzando con puertas lógicas simples - AND, OR, NOT y poco más -. Para luego construir estructuras más complejas como los cuádruples sumadores, que se convierten por la magia de los transistores, los diodos, las dotaciones PnP y NpN en chips que sirven para diseñar con electrónico un sistema lógico que tú creas primero bajo la definición de los códigos de instrucción, e implementas en la construcción de PLAs y PLCs, que da después la aparición de pequeñas CPUs, con registros de memoria, cálculos en la Unidad Aritmetico-Lógica y la carga de datos en la memoria mediante el uso de los DMA que funcionaban en paralelo por medio de una sincronización mágica a ritmo de ese reloj que sincroniza todo. Las bases teóricas de lo que es la construcción de dispositivos electrónicos modernos.

Por todo esto, no me he podido resistir, y si eres de los que disfrutas de la lectura, o si estás buscando unos libros para el verano y te gusta la tecnología, la ciencia, las historias que no son blancas ni negras, sino que son duras como la vida, y quieres meterte en un viaje de ciencia por el Siglo XX, con su I y II Guerra Mundial, una Europa asolada por el Nazismo, la construcción de MANIAC I (Mathematical Analyzer, Numerical Integrator, and Computer o Mathematical Analyzer, Numerator, Integrator, and Computer ), la llegada de la Mecánica Cuántica, la Bomba Atómica y la Inteligencia Artificial, deberías leerte esto dos, seguro: "Un verdor Terrible" y "Maniac".

¡Saludos Malignos!

Autor: Chema Alonso (Contactar con Chema Alonso)  


lunes, abril 21, 2025

"Daisy Bell" La canción que cantó una máquina: Del IBM 7094 a HAL 9000 (y a las DeepFakes de Voz hechas con IA)

Hoy os traigo una "microhistoria" peculiar que tiene que ver con la historia de la tecnología. Es una historia de esas que empieza con una sonrisa y termina con un escalofrío. Are you ready?  Vamos a remontarnos a un momento concreto, a un laboratorio concreto, y a una canción que, aunque suena muy inocente, esconde entre líneas un mensaje que (si lo escuchas con atención) te pone los pelos de punta...

Figura 1: "Daisy Bell" La canción que cantó una máquina.
Del IBM 7094 a HAL 9000 (y a las DeepFakes de Voz hechas con IA)

Un año: 1961. Un lugar: Bell Labs, New Jersey. Un protagonista: un ordenador llamado IBM 7094Imagina un ordenador tan grande como una habitación, con bobinas magnéticas girando, luces parpadeando, y un grupo de ingenieros rodeándolo como si estuvieran a punto de traspasar una frontera.
No hay pantallas planas, ni interfaces gráficas, ni asistentes de voz. Solo código, cables, y un zumbido constante. En ese ambiente nació uno de los momentos más extraños y fascinantes de la historia de la informática.Es el IBM 7094, tan magnífico como lo puedes ver en la imagen siguiente en todo su esplendor. 


En el centro de esta escena, un grupo de genios —John Larry Kelly Jr. y Carol Lochbaum entre ellos— estaban experimentando con algo nuevo. Algo que hoy nos parece cotidiano, pero que en aquel entonces era pura ciencia ficción: hacer que una máquina hablara.

Figura 4: El corazón de Bell Labs. Ordenadores
y cerebros brillantes conspirando juntos.

Efectivamente, se trataba de los primeros experimentos de síntesis de voz... Pero no se conformaron con eso. Y es que el equipo contaba también con el compositor Max Mathews, del que hoy lunes se cuentan 21 años de su fallecimiento y lo queremos recordar hoy, como uno de los padres de la música por ordenador

La canción elegida:


Esta canción, compuesta en 1892 por Harry Dacre, se podría describir como inofensiva, pegadiza, incluso un poco cursi. Pero no la eligieron sólo por la palabra “Bell” en ambos nombres “BELL Labs”-“Daisy BELL”. En realidad fue porque había algo en su estructura melódica que la hacía ideal para el experimento: notas simples, frases cortas, ritmo regular. Perfecta para que una máquina diera sus primeros pasos en el mundo de la voz sintética.

Y entonces ocurrió.

En el siguiente vídeo podéis escuchar la canción como sonaba originalmente, y leer la letra. La imagen es la partitura original de “Daisy Bell” de Harry Dacre, 1892

Figura 5: Grabación más antigua conservada de la canción “Daisy Bell”, 1894.

El sonido es la grabación más antigua que se conserva, cantada por Edward M. Favor en 1894 para Edison Phonograph Company... ¡La grabación es de hace más de 130 años!

La primera vez que una máquina cantó

En 1961, el IBM 7094, programado por John Larry Kelly Jr. y Carol Lochbaum, y acompañado por otro ordenador con la instrumentación programada por Max Mathews, cantó. Cantó de verdad. No sólo emitió sonidos. Cantó una canción reconocible, con letra, con melodía, con esa voz robótica que tanto nos recuerda hoy a los primeros sintetizadores de los años 80... Pero que en aquel momento era completamente inaudita. Imagina estar allí y escuchar por primera vez a una máquina decir:

“Daisy, Daisy, give me your answer, do...”

Dicen que los presentes se quedaron en silencio. No sabían si aplaudir... O apagar el sistema y salir corriendo.

Figura 6: Daisy Bell cantada por el IBM 7094

En el vídeo anterior tenéis un fragmento original del IBM 7094 cantando "Daisy Bell", una rareza de museo digital. Si quieres, escúchalo con auriculares, a solas y con poca luz... 

Pero aquí no acaba la historia

Años después, un escritor británico llamado Arthur C. Clarke visitó en Bell Labs a su amigo, el ingeniero y escritor de ciencia ficción John R. Pierce. El equipo le mostró la demo: Clarke quedó tan impresionado que tomó nota mental. 

Y cuando escribió su famosa novela "2001: Una odisea del espacio", incluyó la escena completa de aquella voz robótica entonando “Daisy Bell”.

Figura 8: Artur C. Clarke en uno de los sets de “2001: Una odisea en el espacio”.

Artur C. Clarke incluyó la experiencia tanto en la novela como en el guión cinematográfico, ambos de 1968, y la convirtió en una de las escenas más icónicas del cine: HAL 9000, el ordenador con inteligencia artificial, cantando Daisy Bell mientras lo desconectan. Un canto fúnebre. Una despedida. Un aviso.

Figura 9: HAL 9000 cantando Daisy Bell 

HAL 9000, el heredero emocional del IBM 7094. A veces las máquinas también cantan antes de morir. La ficción imita a la realidad... ¿O es al revés? Stanley Kubrick inmortalizó la escena en su película. HAL 9000, frío, lógico, brillante... Y de repente, profundamente humano en su última petición: cantar una canción de la infancia tecnológica. Un recordatorio de sus orígenes. Un último suspiro de algo que quizás, después de todo, no sabemos si estaba tan claro que no tuviera alma.

¿Por qué importa esto hoy?

Porque todo empezó aquí. La síntesis de voz, los asistentes virtuales, la música generada por IA, los Deepfakes de Audio... Todo tiene su semilla en ese IBM 7094 y esa canción del Siglo XIX. Cada vez que oigas a tu móvil decirte el tiempo, a tu coche darte direcciones, o a un sistema de IA componer una canción, recuerda: hubo un momento en que una máquina entonó "Daisy" por primera vez. Y el mundo nunca volvió a ser el mismo.

¿Quién soy?

Si has llegado hasta aquí y pensabas: “Este artículo tiene toda la pinta de estar escrito por Fran Ramírez”… Te tengo que confesar algo.

¡Pues no!

Otra vez os he liado con mi avatarmanía. Hoy he intentado imitar el estilo único de Fran (desde el cariño, namasté, reverencia). Soy María. Se me ocurrió contaros esta historia tan alucinante de forma que os sonara familiar =^_^= Espero que te haya gustado, y que la próxima vez que escuches a una máquina cantar… Pienses en Daisy Bell. ¿Nos vemos en el chat de El lado del mal, en MyPublicInbox? Pues hala, ya sabes dónde encontrarme. 

jueves, abril 03, 2025

¿Qué es el "Efecto Osbourne?" Osborne Computer Corporation o "Cómo destrozar tu empresa por anunciar tu siguiente producto antes de tiempo"

En el loco y a la vez maravilloso mundo competitivo de la tecnología, a veces los fracasos son tan famosos (e importantes) como los éxitos. Osborne Computer Corporation es un ejemplo clásico de cómo una empresa innovadora, que parecía que lo tenía todo para llegar al éxito, terminó quebrando por una decisión de marketing mal calculada.

Figura 1: Osborne Computer Corporation o "Cómo destrozar
tu empresa por anunciar tu siguiente producto antes de tiempo"

En este post vamos a ver cómo una sola frase puede hundir todo un producto tecnológico y por lo tanto, a la empresa. Pero antes te recuerdo que tenemos este libro que tiene historias como ésta y muchas otras similares del mundo de la tecnología que seguro que va a encantar ;)

Figura 2: Libro de "Microhistorias: anécdotas y curiosiades de la historia
de la informática (y los hackers)" de Fran Ramírez y Rafel Troncoso 0xWord.

Y ahora vamos con la historia, donde la innovación tecnológica del momento era el principal elemento de negocio de la compañía, aquí comienza....

El primer portátil … que no era tan portátil

Era el año 1981 y Adam Osborne, un excéntrico ingeniero químico convertido en empresario tecnológico, lanzó el Osborne 1, considerado el primer portátil comercial exitoso. Aunque lo de portátil era relativo: pesaba 10,7 kg (que es como cargar una caja de herramientas llena) y tenía una pequeña pantalla monocromo de tan solo 5 pulgadas (menos que tu smartphone). Si no tenías buena vista era bastante complicado trabajar con él:


Pero en aquella época fue toda una revolución ya que estaba equipado con dos disqueteras de 5”1/4, procesador Zilog Z80 a 4 MHz, 64 KB de RAM (KB no MB) y un paquete de software valorado en más de 1.500 dólares, todo incluido por tan solo 1.795 dólares.

Figura 4. Osborne 1.

Para la época, era una ganga total. Adam Osborne estaba tan emocionado y contento con su producto que llegó a decir que él era el "Henry Ford de la informática", porque estaba democratizando los ordenadores. Ahora veremos que en parte sí pero no le salió también como esperaba.

El "efecto Osborne"

Osborne Computer Corp creció muy rápidamente, vendiendo hasta 10.000 equipos al mes en 1982. Pero entonces llego su error histórico: en 1983, Adam Osborne anunció de forma muy prematura su próximo modelo, el Osborne Executive, prometiendo grandes mejoras y avances. Pero claro, los clientes y distribuidores inmediatamente dejaron de comprar el Osborne 1, esperando el nuevo modelo.
Y esto acabo en ventas congeladas, almacenes llenos de equipos que no se vendía, y una situación bancarrota en cuestión de meses. Este error de marketing pasó a la historia como el "efecto Osborne" y hoy se utiliza como ejemplo de lo que nunca debes hacer en marketing tecnológico, es decir no anunciar el futuro si quieres seguir vendiendo el presente.


Finalmente, el Osborne Executive salió al mercado, pero ya era muy tarde. Para cuando estuvo disponible, la competencia ya había tomado el mercado con otros productos igual o mejores. Como curiosidad, Apple en ese mismo año 1983 ya casi tenía preparado su nuevo ordenador, el Macintosh, pero en vez de anunciarlo de forma prematura, se mantuvo en total secreto su producción y desarrollo hasta 1984 cuando salió al mercado (siendo un éxito total).

Osborne contra Apple e IBM

Cuando el Osborne apareció, Apple era la dueña del mercado con su Apple II, y, por otro lado, en 1981 IBM presentó el estándar PC. Osborne para competir con ellos, apostó por la movilidad (10kg de movilidad) y precio. Pero al final el Osborne 1 ofrecía por menos de 2.000 dólares lo que un IBM o Apple bien equipado ofrecía por el doble. Hasta aquí bien pero la ventaja duró muy poco.


Apple empezó a ser un líder indiscutible los campos de la educación y hogares, e IBM creó un estándar que permitió portátiles compatibles como el Compaq Portable, lanzado en 1983, que superó fácilmente al Osborne.

Figura 8: El primer ordenador compatible IBM, el Compaq Portable

La historia del Compaq Portable es fascinante y fue la inspiración para la magnífica serie “Halt and Catch Fire”, pero eso es otra microhistoria ;)

Un fracaso inspirador

Aunque Osborne Computer Corporation fracasó estrepitosamente, dejó un par de mensajes importantes en la industria:
  • Acuñó el término "efecto Osborne", una advertencia eterna para las empresas tecnológicas.
  • Abrió el camino para los ordenadores verdaderamente portátiles, demostrando que había mercado para equipos móviles.
Adam Osborne, después del fracaso de su empresa, intentó regresar al mundo tecnológico vendiendo "clones" baratos de programas famosos como Lotus 1-2-3. Pero terminó en otro desastre legal y empresarial, cerrando de esta forma un serie de éxitos y fracasos tecnológicos. Pero un aspecto interesante de Osborne fue su filosofía empresarial poco convencional. 


Osborne creía que un producto no necesitaba ser perfecto, sólo debía ser lo suficientemente bueno para cumplir su función a un precio razonable. Esta idea que hoy podría ser algo más o menos normal, en los ochenta era revolucionaria, especialmente en una industria que estaba dominada por grandes gigantes tecnológicos que apostaban por productos muy robustos, acabados y perfectos pero muy caros.

 Final Thoughts

A pesar del desastroso final, Osborne nos dejó una valiosa lección: la innovación siempre debe ir acompañada de una buena idea (a veces muy loca), mucha cautela y una buena planificación estratégica. Hoy día, cada vez que una empresa tecnológica planea anunciar un nuevo producto, todos evitan ser víctimas del “efecto Osborne” ;)

Happy Hacking Hackers!!! 

Autor: Fran Ramírez, es investigador de seguridad y miembro del equipo de Ideas Locas en CDO en Telefónica, co-autor del libro "Microhistorias: Anécdotas y Curiosidades de la historia de la informática (y los hackers)", del libro "Docker: SecDevOps", también de "Machine Learning aplicado a la Ciberseguridad” además del blog CyberHades. Puedes contactar con Fran Ramirez en MyPublicInbox.

 Contactar con Fran Ramírez en MyPublicInbox

miércoles, marzo 12, 2025

Del iMac G3 de Apple a volar al espacio en el Rover Perserverance: La historia del IBM PowerPC G3 RAD750

Cuando pensamos en misiones espaciales, solemos pensar en tecnologías modernas y avanzadas, con la máxima potencia y capacidad de procesamiento. Sin embargo, hay una curiosa conexión entre el Rover Perseverance de la NASA, que aterrizó en Marte en febrero de 2021, y el Apple iMac G3 de 1998: ambos comparten el mismo procesador: el IBM PowerPC 750 (PowerPC G3).

Figura 1: Del iMac G3 de Apple  a volar al espacio en el Rover Perserverance.
 La historia del  IBM PowerPC G3 RAD750

El IBM PowerPC 750, también conocido como PowerPC G3, es un microprocesador de arquitectura RISC desarrollado por IBM y Motorola en 1997. Cuenta con un solo núcleo, una velocidad de 233 MHz y alrededor de 6 millones de transistores aproximadamente. En su época, destacó por su eficiencia y por incorporar innovaciones como la predicción dinámica de ramas.


Pero, si hoy en día los procesadores superan los 5 GHz y cuentan con múltiples núcleos capaces de procesar tareas en paralelo con una eficiencia superior, te estarás preguntando: ¿por qué la NASA sigue apostando por chips de hace décadas en sus misiones espaciales? La respuesta es simple: en el espacio, la fiabilidad y la resistencia son mucho más importantes que la potencia bruta.

Diferencias clave entre el iMac G3 y el rover Perseverance

Aunque el PowerPC 750 es la base de ambos dispositivos, el procesador del Rover Perseverance es una versión reforzada denominada RAD750, fabricada por BAE Systems. Estas son sus principales diferencias:
  • El RAD750 está diseñado para soportar hasta 200.000 rads de radiación y temperaturas extremas, algo esencial para operar en Marte. En cambio, el procesador del iMac G3 no sobreviviría ni un segundo en ese entorno.
  • Mientras que el iMac G3 ejecutaba Mac OS 8/9, el Perseverance utilizaba VxWorks, un sistema operativo en tiempo real (RTOS), diseñado para gestionar operaciones críticas con total precisión y sin margen de error.
Aunque en teoría comparten la misma arquitectura, el iMac G3 y el Rover Perseverance juegan en ligas completamente distintas.

Por que la NASA usa procesadores “antiguos” en el espacio

Como mencionamos antes, el RAD750 no es un procesador común, sino una versión altamente reforzada del PowerPC 750. La razón por la que la NASA sigue utilizando estos chips, a pesar de su antigüedad, no tiene que ver con la potencia o la velocidad, sino con la fiabilidad, resistencia y control absoluto.
  • Resistencia extrema a la radiación y condiciones espaciales
En el espacio, los procesadores están expuestos a una gran cantidad de radiación cósmica y partículas cargadas. En la Tierra, nuestra atmósfera nos protege de estos efectos, pero en el espacio, pueden dañar gravemente los circuitos de un chip moderno. Por ello, la NASA utiliza el RAD750, diseñado específicamente para resistir radiación extrema. Además, cuenta con transistores más grandes y trazas más gruesas, lo que lo hace mucho más resistente a este tipo de radiación y capaz de soportar condiciones extremas, soportando temperaturas de -55°C a 125°C.
  • Fiabilidad: No hay margen de error en el espacio.
En la Tierra, si un ordenador falla, simplemente lo reiniciamos o reemplazamos sus componentes. Pero en el espacio, esto no es una opción. Un fallo en el espacio no se puede solucionar con un simple reinicio, y podría suponer el fin de la misión. Por esta razón, la NASA utiliza chips completamente probados, cuyo comportamiento se conoce al 100%. Los procesadores más modernos son mucho más complejos y hay más cosas que pueden fallar.

El RAD750, al basarse en una arquitectura probada durante décadas, permite prever todos sus posibles fallos y modos de error. Su diseño simple y predecible lo hace mucho más fácil de controlar en situaciones críticas y es más fácil garantizar su correcto funcionamiento en todas las condiciones posibles.

Este chip, con un precio de más de 200.000 dólares, es un veterano de múltiples misiones espaciales. Aunque su potencia es baja comparada con los procesadores actuales, ofrece algo mucho más importante:, que es la fiabilidad. Además, para minimizar riesgos, el Rover Perseverance cuenta con:
  • Dos sistemas informáticos redundantes, ambos equipados con el RAD750, para garantizar su funcionamiento en caso de fallo.
  • Una tercera unidad dedicada al procesamiento de imágenes.
  • El Helicóptero Ingenuity, cuyo software es código abierto escrito para Linux.
Suficientes para las necesidades de una misión espacial

En las misiones espaciales no se necesita tanta potencia ni rendimiento. Tareas como procesar datos de sensores, navegación y comunicación con la Tierra no requieren una gran potencia de cálculo, sino estabilidad y fiabilidad absoluta.  A pesar de su antigüedad, la NASA sigue confiando en el RAD750 en misiones críticas. De hecho, la nave espacial Orion también usa el RAD750. Como explicó Matt Lemke, subdirector de aviónica de Orion:

"Comparado con un Intel Core i5, es mucho más lento… probablemente no sea más rápido que tu teléfono. Pero en el espacio, no buscamos velocidad, sino robustez y fiabilidad. Necesitamos asegurarnos de que siempre funcionará."

En exploración espacial, lo más nuevo no siempre es lo mejor. La clave no está en la potencia, sino en usar tecnología probada y fiable, capaz de soportar las condiciones más extremas sin fallar.

¿Qué hace especial al RAD750?

Aunque el RAD750 no es el procesador más rápido, es un verdadero superviviente del espacio. Algunas de sus características más destacadas:
  • Es un procesador RISC con 6 unidades de ejecución y soporte para ejecución fuera de orden, lo que le permite procesar varias instrucciones simultáneamente.
  • Cuenta con caché L1 de 32 KB para instrucciones y datos, con asociatividad de 8 vías, y compatibilidad con caché L2 externa de hasta 1 MB.
  • Predicción de ramificación dinámica, incluyendo una tabla de historial de ramas (BHT) y una caché de destino de saltos (BTC) para optimizar el flujo de ejecución. Gracias a esto, el procesador reduce los tiempos de espera y mejora su eficiencia en tareas repetitivas.
  • Funciona con una alimentación de 2.5V en el núcleo y soporta interfaces de 2.5V y 3.3V en sus entradas y salidas.
  • Puede soportar hasta 200 krad(Si) de radiación y está diseñado para resistir Single Event Upsets (SEU) y Single Event Transients (SET)
  • En misiones de larga duración, puede operar en modos de bajo consumo, reduciendo su velocidad cuando no se necesita tanta potencia.
No es su primer viaje a Marte (ni al espacio)

El RAD750 no solo está en Perseverance y Orion, sino que también ha sido clave en otras naves espaciales como Curiosity, InSight, Lunar Reconnaissance Orbiter, Telescopio Espacial Kepler y Juno, entre otros.

Figura 3: El rover Perseverance operando en Marte

En conclusión: No es cuestión de velocidad, sino de resistencia y fiabilidad

El hecho de que el Rover Perseverance utilice un procesador basado en el PowerPC 750, el mismo que tenía el Apple iMac G3, demuestra que en la exploración espacial la prioridad no es la potencia bruta, sino la fiabilidad y resistencia.

Mientras que en la Tierra los ordenadores evolucionan rápidamente con procesadores cada vez más potentes, en el espacio la historia es diferente. La NASA no busca lo más nuevo, sino lo más probado. Tecnologías antiguas, como el RAD750, siguen siendo la mejor opción porque han demostrado su estabilidad en entornos extremos donde un fallo puede significar el fin de una misión.

Figura 4: Libro de "Microhistorias: anécdotas y curiosiades de la historia
de la informática (y los hackers)" de Fran Ramírez y Rafel Troncoso 0xWord.

El Apple iMac G3 y el Rover Perseverance pueden parecer mundos aparte, pero comparten una base tecnológica que sigue vigente. Esto nos recuerda que, en la ingeniería, lo más avanzado, no siempre es lo más adecuado.

¡Saludos!

Autora: Selena Sánchez (Internship en Ideas Locas)

miércoles, febrero 12, 2025

¿Sabes cuál es la increíble conexión entre Tubular Bells, El Exorcista y Alan Turing?

Esta historia es realmente increíble, de las que nos gustan de verdad ;) una de esas "serendipias" imposibles de la tecnología. Vamos al año 1973. En esa fecha pasaron dos eventos importantes en el ámbito del cine y la música. Por un lado, se estrenó la película El Exorcista, que traumatizó a varias generaciones (entre ellos yo mismo). Por el otro, un joven Mike Oldfield, que por entonces tenía apenas 19 años, publicó su álbum debut, Tubular Bells, en el sello Virgin Records. Ese disco terminó siendo la banda sonora de la magnífica e icónica película de terror.


Hasta aquí es algo que ya sabíamos. Espera que ahora llega el giro en la historia ¿qué tiene que ver todo esto con un gigantesco transmisor de radio en Inglaterra, mensajes de la Segunda Guerra Mundial y el mismísimo Alan Turing? Pues, aunque parezca algo imposible, todo está relacionado de la forma más increíble. 
Pero antes de seguir, recordaros que como esta y otras historias las podéis encontrar en nuestro libro de "Microhistorias: anécdotas y curiosiades de la historia de la informática (y los hackers), que está lleno de este tipo de anécdotas:

El estudio y la señal “fantasma”

Para grabar Tubular Bells, Mike Oldfield se encerró literalmente durante una semana en The Manor Studio, una mansión reconvertida en estudio propiedad de Richard Branson, situada en Shipton-on-Cherwell (Inglaterra). Allí, estuvo tocando los instrumentos que luego terminaron combinándose en aquella canción que ya es historia. Lo que nadie sospechaba en ese momento es que la misma instalación, con sus micrófonos y cables, estaban captando algo que no estaría precisamente relacionado con la música.


A unos 60 kilómetros (37 millas) de The Manor Studio se encontraba el Rugby Radio Station, una gran estación de radiodifusión que fue inaugurada poco después de la Primera Guerra Mundial. Su potencia y alcance eran tan grandes que no sólo enviaba mensajes a otras estaciones de la red de comunicaciones británica, sino que también se usó para la primera comunicación telefónica transatlántica. Tras los años 50, además, sirvió para enviar mensajes a submarinos sumergidos (con señales de muy baja frecuencia, VLF).

Un detalle curioso es que este transmisor operaba en 16 kHz, un rango que, aunque no es audible para el oído humano como sonido, sí puede ser detectado y registrado por ciertos equipos de audio sensibles (o con un mal aislamiento). Dicho de otro modo, cualquier cable o guitarra eléctrica que funcione como una antena improvisada puede capturar esa señal de radio y transformarla en electricidad que podría quedar registrada después en una grabación.


Pues justamente esto fue lo que ocurrió con Tubular Bells. En la mezcla final del disco quedó grabado, de manera imperceptible al oído, el código Morse que transmitía esta estación británica 24/7, es decir su “callsign” (indicativo de llamada, una especie de matrícula de identificación de la señal). Muchos años después, un ingeniero austriaco llamado Gerhard Kircher descubrió la señal al analizar el audio con software de espectrograma. Observó esa línea horizontal en 16 kHz y no era ruido aleatorio, era el Morse de la estación GBR de Rugby, nada más y nada menos.

La señal capturada y la conexión con Alan Turing

La señal de 16 kHz repetía algo como “VVV GBR”, que significaba:
  • “VVV”: Llamada genérica en Morse, una especie de “¡Hey, atención!”
  • “GBR”: Siglas de “Great Britain Rugby”
Y en Morse:
  • VVV: ...- ...- ...-
  • GBR: --. -... .-.

Esta era la forma de identificarse del transmisor, una “firma” repetida en bucle hasta el infinito. A lo largo de los casi 50 minutos del disco, esa señal se cuela en cada surco del vinilo (y también en cada pista del CD), quedando “incrustada” como un mensaje cifrado para quien tuviera las herramientas necesarias para leerlo.

La conexión con Alan Turing

Rugby Radio Station era parte de la red de grandes estaciones británicas, junto con otras ubicadas en Londres y en Cupar (Escocia). Esta última, en la región de Fife, también conocida como “G.P.O. Transatlantic Radiophone Station Kembeck”, se convirtió durante la Segunda Guerra Mundial en un centro de intercepción de señales enemigas para la red de espionaje llamada “Y” Service. Era el mismo entramado de escuchas que alimentaba con mensajes cifrados (con la máquina Enigma) a Bletchley Park, donde Alan Turing, junto a un equipo de genios, trabajaba para descifrar el código Enigma del ejército alemán.

Figura 6. Alan Turing

Turing, (al cual le tengo total admiración), recordemos que es una figura esencial en la historia de la informática y la criptografía. Junto a su equipo, descifró las comunicaciones nazis y aceleró el final de la guerra (salvando miles de vidas). Su trabajo, además, nos dejó conceptos clave en la informática o la Inteligencia Artificial, como la máquina de Turing y la Turing-Complete, entre muchos otros.

Aún queda un giro más: cuando el terror, música y ciencia se encuentran

Así que, al final, tenemos a El Exorcista, una película de terror llevó a la fama de Tubular Bells, que es un disco que está lleno de un código Morse que, sin saberlo, conectaba con una estación de radio parte fundamental de la historia bélica y de la criptografía. Uno de esos giros casi imposible de la historia. Y hablando de giros, mientras vemos a Regan poseída “girando” la cabeza ;) esa banda sonora oculta un rastro tecnológico que conecta con Alan Turing. Esto es realmente una locura.

Pero para aumentar aún más la leyenda, el transmisor GBR se apagó definitivamente en 2003, dando paso a otras instalaciones más modernas. Sin embargo, esa “huella” quedó inmortalizada en todos y cada uno de los discos de Tubular Bells que, a su vez, sigue vendiendo (y escuchándose) copias muchos años después.

Y ojo, es muy probable que existan otros álbumes de otros artistas con esa misma “marca de agua” de radio, porque The Manor Studio y otros estudios ingleses estaban dentro del área de cobertura de Rugby. He hecho mis investigaciones y aquí tenéis algunos discos que se grabaron allí antes de que se apagara la antena y que puede que también registraran la señal, ojo a los que he seleccionado:
  • 1973: Phaedra – Tangerine Dream.
  • 1978: Wavelength – Van Morrison.
  • 1984: The Swing – INXS.
  • 1992: Wish – The Cure.
  • 1995: The Bends – Radiohead.
¿Te animas a buscar la señal en alguno de ellos? Aquí te dejo el enlace para escuchar el mensaje:
Un legado cifrado para la historia

No deja de ser alucinante cómo una onda electromagnética de 16 kHz haya conectado el mundo del cine de terror con una canción mítica, las transmisiones británicas de la Segunda Guerra Mundial y al genio de Alan Turing.


Figura 7: Vídeo con todo el proceso de detección y descifrado

Y es así amigos y amigas, como de forma casi mágica, el terror de El Exorcista, la música de Mike Oldfield y el genio de Alan Turing se cruzan, dejando grabado para la historia, una especie de cápsula del tiempo. Eso sí, con un encapsulado excepcional: el maravilloso disco de Tubular Bells y la película de “El Exorcista”.

Happy Hacking Hackers!!! 

Autor: Fran Ramírez, es investigador de seguridad y miembro del equipo de Ideas Locas en CDO en Telefónica, co-autor del libro "Microhistorias: Anécdotas y Curiosidades de la historia de la informática (y los hackers)", del libro "Docker: SecDevOps", también de "Machine Learning aplicado a la Ciberseguridad” además del blog CyberHades. Puedes contactar con Fran Ramirez en MyPublicInbox.

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