En
Netflix hay muchas joyas (algunas hay que buscarlas bien) especialmente para amantes de la tecnología como nosotros. Una de ellas era
Bandersnatch, una película que nos contaba la historia (además estrenaba la característica de ser interactiva) de un programador del
ZX Spectrum en los noventa con un gran detalle y fidelidad (y una música espectacular). Bien, pues el otro día encontramos otra serie, que en principio no nos llamó mucho la atención. Dicha serie se llamaba “
The Billion Dollar Code” (en español “
El Código que valía millones”), cuya sinopsis la verdad es que no llama mucho la atención en principio.
Figura 1: Chaos Computer Club cumple 40 años y
su huella en la serie “The Billion Dollar Code”.
Pero aún así, nos arriesgamos a verla y en los primeros diez minutos, la serie atrajo nuestra atención inmediatamente, principalmente por dos motivos. Y no, no vamos a hablar de la historia de Terravision (todo el mundo ya está hablando de este tema), nosotros como buenos geeks que somos nos hemos fijado en otros temas como ahora podréis comprobar.
El primero es que era una historia real, una
Microhistoria de las que tanto nos gustan (recuerda que tenemos muchas como esta y otras en nuestro libro) que no conocíamos y por otro lado, y aquí está la parte interesante (y que casi nadie ha comentado), el
Chaos Computer Club (CCC) de
Berlín aparece y además tiene una importancia vital dentro de toda la historia. Y claro, hablar del
CCC es hablar del origen del
hacking y de una filosofía
hacker que hoy día todavía muy viva.
Inicios de la cultura hacker y la ciberseguridad
Si eres tan viejo curtido como nosotros, recordarás los monitores de fósforo verde, las disqueteras y las primeras fanzines sobre ciberseguridad. Una de ellas era la mítica
Phrack, la cual por cierto, acaba de sacar un nuevo número hace unos días. Pero en su entrega
número 7 nos habla del famoso
manifiesto hacker (creado por
The Mentor, componente del conocido grupo de hackers llamado “
Legion of Doom” organización que merece otra
Microhistoria algún día), una especie de canto a la libertad digital la cual ser convirtió en el pilar de toda una cultura e incluso una forma de vida.
Alrededor de esta filosofía se crearon multitud de grupos y
hackerlabs o hackerspaces donde el motor principal era la total libertad para experimentar y compartir la información. Ojo, y eso no era algo nuevo. Los primeros
hackers del
MIT ya fundaron los pilares de esta filosofía cuando construían maquetas de trenes o creaban
programas para comprobar si había coca cola o no, en una máquina. Como véis, creaban y compartían todo su conocimiento, sin restricciones y esta es la base de la ética
hacker original.
Volviendo al manifiesto, este realmente sólo sirvió para unificar y plasmar las ideas de un mundo digital libre en un documento, antes ya se había creado grupos y organizaciones alrededor de esta misma filosofía como nuestro querido
2600 The Hacker Quartly en
Nueva York (el cual defendió a capa y espada a nuestro amigo
Kevin Mitnick cuando estuvo en la cárcel) o el
Chaos Computer Club en
Berlín.
El Chaos Computer Club
Casi siempre hemos hablado de las historias de
hackers del otro lado del
Atlántico. Esta vez vamos a quedarnos en Europa, en concreto en Alemania. El
7 de septiembre de
1981 (acaba de cumplir nada menos que
40 años) aparecía en un periódico un anuncio (publicado por
Herwart Holland-Moritz, alias
Wau Holland) sobre una reunión de “
freaks” (así lo llamó él) de la electrónica y la informática. En
1986 se formo oficialmente el
Chaos Computer Club en
Berlín o
CCC pero su centro neurálgico hoy día es la ciudad de
Hamburgo.
Haciendo algo similar al manifiesto de
Mefisto, ellos también crearon sus propias éticas hacker basándose en las que propuso
Steven Levy en su grandioso libro “
Hackers Heroes of the Computer Revolution” donde habla entre otros temas, de los
hackers del
MIT que antes hemos mencionado. Las éticas
hacker según
Steve Levy son:
• El acceso a los ordenadores (y todo lo que te pueda enseñar algo sobre cómo funciona el mundo) debe de ser total e ilimitado.
• Toda la información debe ser libre.
• No creas en la autoridad. Siempre promociona la descentralización.
• Los hackers deben de ser juzgados por sus actos, no por otros criterios como formación, edad, raza o posición.
• Puedes crear arte y belleza en un ordenador.
• Los ordenadores pueden cambiar tu vida para mejor.
Maravilloso. Todos los que nos dedicamos a este mundo de la informática deberíamos tener un cuadro en nuestro despacho o habitación con estos puntos ¿verdad? Hoy día mantener esta filosofía cuesta un poco ya que hemos hecho de nuestra privacidad y de nuestros datos la moneda de cambio que mueve el mercado de Internet. Además, el CCC añadió dos puntos más maravillosos:
• No “ensucies” los datos de otras personas.
• Asegúrate que los datos públicos siempre estén disponibles, protege los datos privados.
Pues bien, hasta aquí todo perfecto, tenemos en
1981 nuestro
CCC fundado, con algunos miembros. Es el momento del
hacking … aunque quizás se pasaron un con los
hackeos como ahora veremos.
El primer hackeo “ético” …
En noviembre de
1984,
Wau Holland (el fundador) y
Steffen Wernery, tuvieron un pequeño “
problema” con el sistema
BTX de correos (algo similar al
Teletexto). Este servicio era algo muy novedoso ya que ofrecía en tiempo real información relevante de todo tipo de noticias y eventos. Recordemos que era
1984, lo que conocemos como
Internet aún estaba en pañales y tener información en tiempo real era todo un lujo. Como era de esperar, este acceso era bastante caro y según el
CCC, también era inseguro. Así que propusieron el problema y analizando el código se dan cuenta de un error de programación (en concreto un error de desbordamiento u
overflow) que les permite crear usuarios de pago los cuales pagaban por acceso. Parece ser que los datos para acceder tenían relación con los números de extensión de los mismos
BTX. Así que lo denunciaron a la compañía de
Correos alemana, pero esta lo negó.
Figura 5: Rüdiger Proske, Steffen Wernéry y Wau Holland
durante la demostración del hackeo al BTX alemán.
Así que, para demostrarlo, crearon un programa en
BASIC que automatiza dicho acceso al servicio cada tres segundos, con su correspondiente cargo económico. Esto supuso un perjuicio de
130.000 Marcos alemanes de la época (unos
150.000€ hoy en día) para la compañía de correos. Hubo un juicio y una repercusión mediática muy grande sobre el caso, lo que hizo conocido en
Alemania y en todo el mundo al
CCC. Pero, sobre todo, plantó la semilla de un problema que hoy día es uno de los principales en la ciberseguridad: la inseguridad de los datos en la red. Hay que mencionar también que la demostración del
hackeo lo hicieron delante de un representante oficial de la
Oficina de Protección de Datos de Hamburgo e incluso algunos medios de comunicación. Pero esto fue sólo el principio … Por cierto, ese mismo año se organizó el primer evento multitudinario del
CCC.
NASA
En
1987 el
CCC fue creciendo cada vez más con nuevos integrantes atraídos por esa filosofía de libertad digital. Además, dentro del cuartel general del
CCC estos hackers tenían acceso a todo tipo de tecnología que otra forma hubiera sido imposible, desde máquinas de última generación personales (como los
PC IBM, Apple Macintosh e incluso algún que otro
Mainframe) pero, sobre todo, permitía acceder a
Internet de forma gratuita.
El 16 de septiembre de
1987 aparece en el
The New York Times un artículo que habla de un acceso no autorizado por parte de un grupo de entusiastas de los ordenadores llamado
CCC. Por supuesto, el
CCC negó que fueran ellos directamente (es decir, usando el clásico “
tengo que un amigo que …”) aunque si admitieron que el
CCC hablaba en su nombre. Al parecer habían pasado más de tres meses desde que accedieron utilizando un
troyano (colocado a algún usuario externo) el cual les habilitó acceso a más de
135 servidores de la red
Space Physics Analysis Network, protegida por
DEC (Digital Equipment Corp.).
La
NASA dijo que la información accedida no era clasificada pero sí dejó en evidencia que era posible entrar en ordenadores de un estamento tan protegido como lo es la
NASA. Los investigadores se enfadaron mucho ya que había información que podía haber sido alterada, con datos de vuelos, pruebas de motores, etcétera. Pero el
CCC, citando sus normas éticas, negaron la manipulación. Pero los chicos/as del
CCC mostraron pruebas de documentos no tan públicos como los contratos del
Space Shuttle o estudios de seguridad del mismo aparato. Lo cierto es que el caso no fue a más (al menos con la
NASA) e incluso la
NASA aprovechó para mejorar sus sistemas de seguridad informática.
Pero parece que no sólo fue la
NASA víctima de los accesos ilegales, también parece ser que hubo accesos no autorizados a la
ESA o al
CERN entre otros. Y claro, la
CIA ya se puso en alerta en incluso uno de los integrantes del
CCC (en concreto el jefe de prensa) fue detenido en
París aunque lo soltaron tres meses después. Y este no fue el único incidente con un departamento de seguridad de un estado.
KGB
Al mismo tiempo que el hackeo a la
NASA ocurrió otro incidente aún peor, que llevaría incluso a especulaciones de asesinato. Al parecer un grupo de integrantes del
CCC de la parte
Oeste (recordemos que aún estaba el muro de
Berlín) vendieron supuestamente información clasificada (posiblemente alguna obtenida del hackeo a la
NASA) la
KGB rusa. Y aquí entra en escena uno de los personajes más conocidos del
CCC y a la vez más controvertido,
Karl Koch o también conocido como
Hagbard (un personaje de una trilogía de libros
Illuminatus). Debido a su obsesión con los
Illuminati, podía subsistir sin problemas ya que su padre le dejó una herencia bastante grande como para poder vivir sin trabajar y comprarse entre otros juguetes, un
Atari ST y más adelante un
Mainframe que instaló en una habitación de su casa.
Figura 7: Karl Koch en 1985
También hay que destacar que era adicto a las drogas lo que le provocó una falta de control y también una inestabilidad mental muy aguda (potenciada por las teorías de los
Illuiminati que tanto admiraba).
Karl y otros de sus colaboradores consiguieron acceso a información supuestamente clasificada en servidores de varias universidades y organismos dedicados a la investigación nuclear (recordemos que estábamos en plena
Guerra Fría) que luego vendieron a agentes de la
KGB. Pero claro, al principio era información relevante pero la
KGB quería más datos, más información.
Esto presionó a Karl provocando que cometieran varios errores y finalmente fueron detectados poniendo como cebo un fichero supuestamente con información de programa de Guerra Espacial de Ronald Reagan, el cual pudieron rastrear fácilmente.
Karl entonces estaba de lleno metido entre dos mundos muy complicados de agentes secretos, rusos y americanos. La policía alemana los detuvo a todos e incluso hubo sentencia condenatoria, pero
Karl Koch tuvo un destino peor. En mayo de
1989, cuando tenía solamente
23 años, fue encontrado quemado dentro de su coche en las afueras de la ciudad y hoy día su muerte es todo un misterio. Os recomendamos la
película “23” la cual cuenta de forma bastante fiel su vida y destino final.
Estas son sólo dos de las grandes historias que hay detrás del
CCC y nos dejamos quizás otra de las mejores, la vida y muerte del
phreaker llamado
Tron, inventor del
Cryptophon, un teléfono con cifrado criptográfico de voz. También falleció en extrañas circunstancias.
Terravision
La historia de
Terravision está inspirada (que no basada en hechos reales) en una demanda real en
2014 entre
ART+COM y
Google, por una aplicación muy similar a la que finalmente sería
Google Earth. Es interesante cómo se abre en canal el siempre controvertido tema de las patentes dentro del mundo de la tecnología (sobre todo si está relacionada con algoritmos). También nos ofrece un plano bastante realista de cómo fue la aparición de las
starts-ups tecnológicas en los finales de los años
80 y
90 en
Europa y en
Silicon Valley.
Y por supuesto, sus orígenes en el
Chaos Computer Club, donde si os fijáis, al final uno de los objetivos de los abogados de los creadores de
Terravision es intentar ocultar la pertenencia de uno de los creadores a este club (debido a su mala fama en
EEUU). En definitiva, una interesante y entretenida visión de una parte la historia de la informática de la cual, además de pasar un buen rato, podemos aprender bastante. Pero eso sí, si quieres emociones fuertes, echa un vistazo a la historia del
CCC 😉
Autores:
Fran Ramírez,
(@cyberhadesblog) es investigador de seguridad y miembro del equipo de Ideas Locas en CDO en Telefónica, co-autor del libro "Microhistorias: Anécdotas y Curiosidades de la historia de la informática (y los hackers)", del libro "Docker: SecDevOps", también de "Machine Learning aplicado a la Ciberseguridad” además del blog CyberHades. Puedes contactar con Fran Ramirez en MyPublicInbox.
Rafael Troncoso (@tuxotron) es Senior Software Engineer en SAP Concur, co-autor del libro "Microhistorias: Anécdotas y Curiosidades de la historia de la informática (y los hackers)", del libro "Docker: SecDevOps" además del blog CyberHades. Puedes contactar con Rafael Troncoso en MyPublicInbox.