jueves, enero 03, 2019

Tiempo de reflexión. Tiempo para pensar. Tiempo para idear.

Este año me toca cumplir ya 44 años - no en la fecha que pone en mi página de la Wikipedia - pero sí que los voy a cumplir. Y toca comenzar en este blog al que siempre regreso el espacio destinado al año 14 de escritura. Es un montón de tiempo, y un montón de veces que he dado al botón de “Post” en mi blog. Un total de … muchas veces. Son 4.800 las entradas que tengo en el blog, pero algunas decenas están en “Borrador” y nunca saldrán. Y hoy toca comenzar este año 2019.

Figura 1: Tiempo de reflexión. Tiempo para pensar. Tiempo para idear.

No es porque tenga nada especial que contar hoy, día 3 de Enero, sino porque no quiero dejar más tiempo para que ruede el balón con los contenidos del blog. Y comenzar a publicar artículos míos o de los compañeros que colaboran - cada vez más –, contaros las cosas que estoy haciendo o las que vamos a hacer, dejaros alguna referencia de algo interesante que me haya gustado. En definitiva, mantener vivo este proyecto personal que es “Un informático en el lado del mal” por lo menos hasta el año 2020.

Estos días atrás he aprovechado para pasear y leer. He dado largas caminatas de hasta diez kilómetros para reflexionar sobre el año pasado y el que viene. Qué hacer. Cómo hacerlo. Son esos momentos muy valiosos. Pensar y planificar me ayuda a sacar lo máximo de mi tiempo. De mi vida. Creo que hay que pensar las cosas bien una vez (sin tener parálisis por análisis) y ejecutarlas. Ver si has acertado o fallado de la forma más rápida posible y entonces – solo entonces – volver a pensarlo con los datos obtenidos de la primera ejecución.

Por eso estos momentos de reflexión son tan importantes en mi vida. Me ayudan a encontrar nuevos caminos. Nuevas formas de avanzar por caminos que estaban bloqueados. No soy de cortar el bosque que me encuentro en mitad del camino, me gusta más girar la mesa y cambiar el lado del tablero.

Si alguno se está preguntando por en qué he pensado estos días, tendrá que esperar. Este escrito no es un post para eso. Son solo detalles, y cosas que iréis viendo a lo largo del año. Como cuando os cuento un producto nuevo que hemos sacado, o veis una demo en una conferencia, o una nueva PoC o hack de mi equipo de Ideas Locas, o un nuevo libro en 0xWord. Todas esas cosas no salen de la nada. Salen de estar trabajando todo el día para que cuando llegue la idea correcta, o la solución buscada, estar más que preparado y con las manos en el tema.

Y sí. He pensado en muchas cosas. Algunas saldrán, otras no. Unas funcionarán. Otras no. Siempre ha sido así. No hay magia. Mola cuando te felicitan por lo que ha salido bien. Pero hay que compensarlo con lo que duele cuando algo no sale. No se acierta siempre. No siempre se encuentra la solución a la primera. La única manera de no equivocarse alguna vez es no hacer nada. De este tipo de persona conozco alguna. Gente que vive en la justificación constante de por qué no ha podido hacer nada o de por qué lo que hace otra gente está mal o podría ser mejor. Pobres. No saben que las veces que aciertas justifican sobradamente las pocas que te equivocas. Yo no soy así. Mis compañeros no son así.

A mí me encanta coger ideas que tenían algo bueno y que no funcionaron en el pasado para revisitarlas. Para volver a darle una pensada años después. Para aprovechar algo nuevo que ha sido descubierto y utilizarlo de otra manera para intentar que ahora sí funcione. O para resolver un viejo problema con un nuevo enfoque. Ideas. Me encanta tener ideas. Compartirlas. Debatirlas. Recibirlas de mi equipo. Contarles algo y que me lo tiren por tierra para que llegue mejorado. Usar el cerebro para algo más que para llevar el casco, como me decía aquel encargado cuando yo trabajaba de albañil con dieciocho años.

Y espero que esas ideas lleguen aquí. Hay algunas ideas que llevamos varios años trabajando y que nunca os he contado. Son ideas que no acabaron de funcionar, o que funcionaron a medias. O que se quedaron en el camino por falta de tiempo. Algunas han llegado después de años. Y ese día mola. Como cuando os conté Pigram o mis compis publicaron el Stack para usar SMS en apps cuando no hay conexión a Internet. Esa idea surgió en 2013 y no ha sido hasta 2018 que lo publicamos. Eso es lo que con mis compañeros llamamos el “funnel de ideas”.

Y estas ideas no son solo de tecnología. Ni mucho menos. Hay que tenerlas de estrategia. Hay que tenerlas de planificación y priorización. Hay que tenerlas de modo de ejecución. Hay que tenerlas de valentía. Hay que tenerlas para la gestión económica. Que salga un proyecto en una gran empresa requiere de mucho esfuerzo. Desde el equipo de UX, hasta el de control financiero, pasando por el equipo legal, del equipo de personas o los que operan el servicio. No hay nada que funcione bien sin que detrás haya habido buenas ideas que han sufrido el proceso de verificación de las pruebas de campo.

Y para eso hay que pensar. Yo lo hago mientras hago deporte. Mientras me ducho. Mientras escucho música. Mientras doy largos paseos dejando que mi mente dé vueltas dé vueltas por los rincones de mi cerebro repasando cosas que han pasado, cosas que he hecho, y cosas que tengo por hacer. Y luego un día, se convierten en algo que acabo contándoos en un post o en una charla.

Como Aura. Como Latch. Como Movistar Home. Como la FOCA. Como el Connection String Parameter Pollution. Como el Blind LDAP Injection. Como Wild Wild WiFi. Como la Evil FOCA. Como Faast. Como Metashield Protector. Como tantas y tantas cosas que un día pasaron por el momento de ser solo una idea que cogió fuerza suficiente como para que se convirtiera en realidad con la fuerza de todos. Y se convirtió en un post de este blog. Por eso tener tiempo para pensar es tan importante.

Saludos Malignos!

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